Hasta diciembre del 2012 al técnico argentino Gustavo Costas se le perdonó todo. Los hinchas, y hasta los dirigentes, olvidaron los partidos perdidos por errores tácticos o por cambios mal hechos; y de la recomendación para la contratación del argentino Juan Carlos Ferreyra, que poco aportó al equipo.

Hasta diciembre del 2012 al técnico argentino Gustavo Costas se le perdonó todo. Los hinchas, y hasta los dirigentes, olvidaron los partidos perdidos por errores tácticos o por cambios mal hechos; y de la recomendación para la contratación del argentino Juan Carlos Ferreyra, que poco aportó al equipo.
También se desestimó la salida del colombiano José Amaya. Todo se le perdonaba al estratega que tenía un crédito abierto para equivocarse, porque el equipo se encaminaba al título que al final logró. Para la siguiente temporada, tras unas prolongadas vacaciones que el mismo técnico ahora cuestiona, pero que al igual que la plantilla disfrutó, Costas pidió la contratación de tres argentinos: los delanteros Gonzalo Castillejos, que no venía con buenos antecedentes, pero que tenía la confianza del estratega; Ariel Nahuelpán, el de mejor performance hasta el momento; y el volante Nicolás Olmedo, de poca trascendencia.
A ellos se sumaron los nacionales Geovanny Nazareno, quien cumplió su sanción, y Juan Carlos Paredes, considerado el mejor del país en su puesto. Se mantuvo la base que obtuvo el título, -menos al goleador, Narciso Mina- pero el rendimiento bajó. Barcelona dejó de ser un equipo ordenado, de juego vistoso y de permanente llegada y con gol. Ahora cumple uno de sus peores inicios de temporada en los últimos años, sin haber ganado un solo partido oficial. Este mal momento ha hecho que los hinchas, que antes tenían en un pedestal al estratega y a los jugadores, hoy los cuestionen. Muchos dicen que es ingratitud por lo que hicieron el año anterior, pero no hay que olvidar que el fútbol no tiene memoria y que quien ayer fue héroe, fácilmente mañana pasa a ser villano.
Fuente: Diario Expreso
COMENTARIOS