Quito – Kevin Ayala estaba nervioso en el camerino sur del estadio Atahualpa. Federico Nieto le aconsejó que se tranquilizara y que haga de cuenta que va jugar entre amigos. Las palabras del atacante argentino dieron confianza al guayaquileño, de 17 años, en su debut. Incluso, puso a ganar al Deportivo Quito ante El Nacional, el viernes en el Atahualpa. Cuando vio que la pelota ingresó al arco sur, dirigió los brazos y la mirada al cielo. Dedicó su primer gol como profesional a su abuela Gloria Mejía, quien falleció hace poco. Ella lo llamaba: “Mi campeón”.

Quito – Kevin Ayala estaba nervioso en el camerino sur del estadio Atahualpa. Federico Nieto le aconsejó que se tranquilizara y que haga de cuenta que va jugar entre amigos.
Las palabras del atacante argentino dieron confianza al guayaquileño, de 17 años, en su debut. Incluso, puso a ganar al Deportivo Quito ante El Nacional, el viernes en el Atahualpa. Cuando vio que la
pelota ingresó al arco sur, dirigió los brazos y la mirada al cielo. Dedicó su primer gol como profesional a su abuela Gloria Mejía, quien falleció hace poco. Ella lo llamaba: “Mi campeón”.
El joven delantero fue contratado, por un año con opción a compra.
Su madre, Carmen Ayala, siempre quiso que su único hijo practicara básquet. Ella fue basquetbolista. Pero, por su buena estatura, fue tomado en cuenta en la selección de voleibol de la escuela Indoalemán. Carmen, quien es profesora de Cultura Física del colegio Indoamérica, no veía con buenos ojos. A Kevin tampoco le gustaba impulsar la pelota con las manos. Lo hacía con los pies: por eso se ganó reclamos del técnico.
Con su tío Félix peloteaba en el patio de la casa. “Desde pequeño tenía potente remate y dominaba bien la redonda”, recordó Félix.
Kevin Ayala se inició en las divisiones formativas de Barcelona. Carlos Alfaro Moreno lo vio jugar y habló con su madre para llevarlo a su academia. Tenía once años. Allí tuvo la guía de los entrenadores Roberto Burgos y Miguel Ángel Arroyo.
Pese a su corta edad, ha jugado torneos juveniles en Finlandia, Letonia, Suecia, Dinamarca y Argentina.
Desde el 8 de enero está hospedado en el hotel Versalles, en el norte de la capital. Aún tiene problemas para dirigirse a los entrenamientos en Carcelén. Jorge Cabezas, médico del Deportivo Quito, lo lleva algunas veces en su vehículo. “Es un chico educado y disciplinado. Es uno de los primeros en llegar a trabajar, veo que se queda afinando la puntería”, dijo.
Fuente: Diario Expreso
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