La política de traspasos, los problemas económicos y los fallos de comunicación lastran la exitosa gestión de 2012. El 2013 no pudo empezar mejor para los dirigentes del Barcelona. El club acababa de conquistar la estrella 14, precisamente 14 años después de su última victoria en el campeonato. En medio del optimismo generalizado, muchos de los elogios apuntaron directamente hacia el equipo directivo que al fin había conseguido enderezar el rumbo de todo un gigante futbolístico.
La política de traspasos, los problemas económicos y los fallos de comunicación lastran la exitosa gestión de 2012.
El 2013 no pudo empezar mejor para los dirigentes del Barcelona. El club acababa de conquistar la estrella 14, precisamente 14 años después de su última victoria en el campeonato. En medio del optimismo generalizado, muchos de los elogios apuntaron directamente hacia el equipo directivo que al fin había conseguido enderezar el rumbo de todo un gigante futbolístico.
Según han ido pasando los meses, sin embargo, en la gestión de los hermanos Antonio y Luis Noboa (presidente y vicepresidente, respectivamente) han aparecido algunas sombras que los malos resultados han acrecentado.
La venta de las figuras y el desacierto en los fichajes se han coaligado con una economía lastrada por una deuda que viene de lejos. Un cóctel explosivo que tiene al equipo en la zona baja y terminó por estallar el sábado, cuando Matías Oyola denunció la existencia de "problemas institucionales".
"El Barcelona ha traído muchos jugadores que cuestan mucha plata y no dan juego. Eso es un fracaso", opina para EXPRESO el exfutbolista torero Clímaco Cañarte. "Es otro error vender a quienes no hay cómo reemplazar, como Mina o Díaz", añade.
Desde el club, una fuente que prefiere guardar el anonimato asegura que no se puede hablar de errores y hay que esperar al final de la temporada para definir si ha sido un fracaso, ya que todavía hay posibilidades de jugar competiciones internacionales.
UN CLUB DIFÍCIL. Dirigir una entidad como el Barcelona no es fácil. Lo certifica Alfonso Harb, que estuvo al frente de la nave en 2011. "No me puedo pronunciar sobre errores o aciertos porque no conozco los detalles de la administración desde que salí. Es una institución muy complicada, tiene deudas del pasado, los jugadores no responden como en otros clubes y hay sectores difíciles en la hinchada", dice.
Una hinchada que más de una vez ha provocado reacciones fuera de tono de Luis Noboa en las redes sociales. "El dirigente tiene que ser cauto y calmar al jugador, no ponerse a 'tuitear'. Los trapos sucios se lavan en casa", opina Cañarte. Desde el Ídolo, sin justificar las reacciones de Noboa, indican que a veces se puede reaccionar mal ante comentarios de gente que "no sabe todo lo que se hace".
Manchas económicas, deportivas o comunicativas que oscurecen una gestión que comenzó devolviéndole al barcelonismo la ilusión perdida. Pero siempre se puede mejorar, como prueba la sabiduría de un veterano como Cañarte: "Les queda tiempo, son errores que se pueden corregir".
Fuente: Expreso