Cada año Frickson Erazo se ha propuesto darle alegría por estas fechas a sus coprovincianos y palear la mendicidad que por esta época se hace más notoria en Esmeraldas. Por este motivo organizó el partido benéfico “Metele un Gol a la Pobreza”. Los alrededores del estadio Folke Anderson, de Esmeraldas, se llenaban de colorido conforme se acercaba la hora para que Frickson Erazo y sus amigos le hagan un nuevo gol a la pobreza. Las camisetas, banderas y gorros de equipos del fútbol ecuatoriano, principalmente de Barcelona, Emelec y la selección nacional, empezaban a pintar las calles con sus colores característicos.
Cada año Frickson Erazo se ha propuesto darle alegría por estas fechas a sus coprovincianos y palear la mendicidad que por esta época se hace más notoria en Esmeraldas. Por este motivo organizó el partido benéfico “Metele un Gol a la Pobreza”.
Los alrededores del estadio Folke Anderson, de Esmeraldas, se llenaban de colorido conforme se acercaba la hora para que Frickson Erazo y sus amigos le hagan un nuevo gol a la pobreza. Las camisetas, banderas y gorros de equipos del fútbol ecuatoriano, principalmente de Barcelona, Emelec y la selección nacional, empezaban a pintar las calles con sus colores característicos.
Armando Medina, por ejemplo, llegó desde Quito para ofrecer sus artículos. Llenó una cuadra con sus chalecos, camisetas y hasta chompas. Él recorre todo el país vendiendo indumentarias de fútbol. Hasta las 14:00 había ganado $ 60. Según él, no era una buena venta. Sin embargo, esperaba que hasta las 16:00 esa cifra se triplique. "La gente se contagia cerca del juego. Ahí adquieren sus recuerdos", dijo el capitalino, mientras buscaba un lugar donde refugiarse del fuerte sol que hacía.
Junto a su puesto de venta pasó Jaime Choco. Él vendía pequeñas banderas del Ecuador. Luciendo un gorro navideño recorría las calles gritando el precio de sus artículos. "A dólar la bandera, lleva la bandera que se termina y ya tengo hambre", repetía antes de sonreír con picardía. Él es de Esmeraldas. Consideró que este partido era una buena oportunidad para incrementar sus ganancias y comprar regalos para la Navidad. Pero, hasta esa hora había ganado apenas $ 7.
Los vendedores de comida también madrugaron al estadio. Lo importante era ganar un lugar cerca a los accesos. Allí el movimiento era mayor y podían obtener una buena ganancia. Ofrecían de todo: chaulafán, arroz marinero, guata, jugo de naranja, jugo de coco… Las bebidas eran las que más se vendían.
A pesar de que en los días anteriores se anunció este compromiso vía radio y con megáfonos por todas las calles de Esmeraldas, hasta las 14:30 la gente no respondía al llamado de Erazo. Apenas trescientas personas se encontraban dentro del escenario. Otras cien estaban afuera. Se esperaba, sin embargo, que a la hora del partido lleguen muchas más.
Los futbolistas llegaron puntuales a la cita. A las 13:50 arribaron dos buses. Del primero bajaron Frickson Erazo, Pedro Quiñónez, Michael Jackson Quiñónez, Geovanny Nazareno, Alexander Domínguez, Jorge Guagua, Carlos Tenorio, Joffre Guerrón… Del otro bus bajaron los jugadores del Rocafuerte, entre quienes destacaban Enrique Gámez y Luis Tenorio.
Debido al pasillo que armaron los policías, los cerca de veinte hinchas que estaban en el lugar no pudieron acercarse a los futbolistas. Solo Carlos Tenorio y Michael Jackson Quiñónez se quedaron un momento en los exteriores y fueron abordados para que firmen autógrafos y posen para las fotografías. Los demás pasaron directo a los camerinos para alistarse para la fiesta.
Minutos después, mientras ellos calentaban en un costado de la cancha, en el centro arrancaba la programación oficial. Límber Valencia y el grupo de percusión abrieron el espectáculo.
Fuente: Expreso